HdC. Dice la tradición que el Apóstol
Santiago, ya sin vida, llegó a Galicia surcando la ría de Arousa, remontó el
río Ulla que la alimenta y atracó en la localidad de Padrón, donde hoy se
conserva el Pedrón o piedra donde fue atada su barca y que se conserva bajo el
altar mayor de la iglesia de Santiago. Y cuando el Ulla todavía es ruidoso y
ancho pero comienza a perder dimensiones quizás se alzara, ya entonces, el
Castellum Honesti, en terrenos que hoy pertenecen al municipio pontevedrés de
Catoira. Lo que sí es seguro es que por lo menos en ese enclave estratégico
para controlar quién pasa por allí ya había un castro o aldea prehistórica. Y
encima de ese castro y de esa fortificación romana fueron levantadas en épocas
medievales las Torres de Oeste, siete, de las cuales tres permanecen en pie y
son bien reconocibles, junto a una capilla románica. Se trata de un yacimiento
arqueológico excavado en una ínfima parte, así que todavía guarda muchos
secretos.
¿Para qué se levantó así esa
fortaleza? Desde luego, no para contar peregrinos: por ahí raro es el que pasó.
Pero sí se registraron varias invasiones vikingas y normandas que tenían como
objetivo Padrón primero, el centro político, religioso y económico de Galicia;
y Santiago después.
Hoy en día las torres constituyen
un hito del Camino del Mar de Arousa, oficialmente reconocido como jacobeo y
que cada mes de julio docenas de barcos remontan en colorida comitiva gracias
al interés de una asociación sin ánimo de lucro. Y todo el mundo gira la cabeza
y guarda un respetuoso silencio al pasar frente a las Torres de Oeste.
PD/ No falta quien escriba Torres “del” Oeste, como si se
tratara del punto cardinal. Error. Oeste es un topónimo que procede del Honesti
latino.
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