Por qué Dinamarca tiene alma jacobea




HdC. No siempre un hito en el Camino de Santiago lo constituye un monumento, un enclave famoso o un edificio humilde. A veces ni siquiera lo es una hazaña o una leyenda. En ocasiones lo define algo tan vulgar en apariencia como un libro. Y este es el caso. Porque Dinamarca jacobea ha marcado un antes y un después en el estudio del mundo de las peregrinaciones a Compostela desde ese país nórdico. Su autor se llamaba Vicente Almazán, un sabio ya fallecido famoso tanto por sus amplios conocimientos como porque su capacidad de mantener sonrientes relaciones públicas estaba por debajo de la media.

El volumen data de 1995 y fue editado entonces por la Xunta de Galicia, en aquellos años de oro e ilusión donde todo esfuerzo era poco para gritar al mundo que el Camino de Santiago revivía. Catorce capítulos que abarcan desde la toponimia en Dinamarca hasta la venera en la heráldica local, desde los itinerarios marítimos hasta los sellos de las cofradías.

Hoy el Camino ha sido recuperado por completo en la península de Jutlandia desde Aalborg hasta la frontera con Alemania. Una ruta maravillosa, muy bien cuidada, por suerte escasa de asfalto. También se ha recuperado el trazado en puntos o tramos cortos y concretos de las islas de Sealand (donde está Copenhague) y Fionia (que acoge a Odense). Y sin duda en todo ello ha tenido mucho que ver este libro.

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