San Paio de Buscás, en el Camino Inglés




HdC. El Camino Inglés tiene dos puntos de partida: A Coruña y Ferrol, de mayor relevancia histórica el primero, mucho más frecuentado hoy en día el segundo. Y uno y otro se unen en un alto, muy cerca del albergue de Bruma. A partir de ahí son uno, y por unas pistas asfaltadas –itinerario francamente mejorable, para qué negarlo- el peregrino comienza a descender de manera casi imperceptible por un trazado cómodo. Y hora y media después de haber arrancado de Bruma -con su albergue público y desde hace poco tiempo con su bar- va a pasar ante la parte trasera de la pequeña iglesia de San Paio de Buscás, un ejemplo del sencillo arte rural gallego.

El templo es de orígenes románicos, pero sufrió reformas en los siglos XVIII y XIX. Los muros, como sucede a menudo en Galicia, son de granito, pura cantería, que definen una sola nave con cubierta a dos aguas. La puerta está enmarcada por arquivoltas que adornan un arco de medio punto, vigilada desde arriba por una pequeña ventana rectangular. La espadaña es de doble cuerpo con dos arcos de medio punto y coronamiento triangular. 

En todo eso debe fijarse el peregrino. Pero sin duda lo que más le va a llamar la atención de este hito del Camino es la cromática imagen de San Paio –en la foto que acompaña a estas líneas- sobre la inscripción “S. Pelayo. 1737”. Pues eso: foto obligada.


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