HdC. Se
llamaba Masona, y en el siglo VI –o sea, plena época visigoda- era el obispo de
Mérida. Y Masona, viendo como los pobres se morían como los perros, construyó
para ellos un hospital. Rápidamente las instalaciones fueron utilizadas también
por los peregrinos que acudían a la tumba de la mártir Eulalia. El edificio
acusaba la influencia de otros muchos levantados en el este del Mediterráneo,
porque por entonces la vinculación con Bizancio era grande ya que algunos de
los obispos de la mitad sur de España habían nacido en Grecia y aledaños. Fue
el hospital el famoso Xenodoquium, un edificio central de planta rectangular y
remate en ábside. Hoy quedan sus restos, que dan imagen de su grandeza pasada.
¿Qué
tiene que ver Xenodoquium con el Camino de Santiago? A priori, nada, pero,
primero, acogió peregrinos, y, segundo, los que iban y van a Compostela pasan
prácticamente al lado de él. Otrora buscaban refugio allí cuando ya cumplía
otras funciones, hoy tiran de móvil y lo inmovilizan en foto. Y siempre, uno de
los tesoros artísticos y arqueológicos de la llamada Vía de la Plata.
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