Un cementerio para peregrinos

El aspecto que presentaban los alrededores de la Catedral de Santiago en la época medieval no se asemeja al actual. En un viaje imaginario al pasado, tendríamos que borrar de un plumazo el actual Pazo de Raxoi en la Praza do Obradoiro y dibujar la vieja muralla que rodeaba la ciudad. Donde hoy se accede a las rúas de Carretas y Orfas, había una puerta conocida como Porta do Cristo. Por ella cruzaban los carruajes que portaban a los peregrinos fallecidos en el Hospital Real, en la actualidad Hostal dos Reis Católicos. Sus cuerpos, pocas veces reclamados, eran enterrados en lo que hoy es un coqueto jardín junto a la Iglesia de San Fructuoso (en la imagen).

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