A Cruz dos Farrapos



TH. Al alcanzar la plaza del Obradoiro, los peregrinos, tras haber caminado a lo largo de cientos de kilómetros desde Roncesvalles a Santiago y haber humedecido de sudores y lluvia, además de otras suciedades, sus túnicas, concluían la peregrinación quemando sus indumentarias, en un acto entre ritual e higiene, a los pies de A Cruz dos Farrapos como signo de renuncia a su anterior vida y el comienzo de un nueva. Puede conocerse este jacobeo enclave en las visitas a los tejados de la catedral compostelana. Más información en el Pazo de Xelmírez, junto a la catedral.

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