Colegiata de Santa María de Iria, en el Camino Portugués


TH. La colegiata de Santa María de Iria evidencia la devoción mariana en el Camino Portugués. Es de origen altomedieval y fue construida bajo la advocación de Santa Eulalia. Almanzor causó daños en este primer templo en 997. En el siglo XI fue construido varias veces por los obispos Cresconio y Diego Pelaez, promotor de la catedral románica de Santiago. Gelmírez restauró su esplendor en el siglo XII, dándole categoría de colegiata y nombrando un cabildo de doce canónicos y un prior. En el siglo XIII el templo fue reconstruido con un plano basilical de tres naves y tres ábsides. De la época medieval conserva la portada occidental, de principios del siglo XIV. En el tímpano se representa la Epifanía.

En época barroca se transforma toda la obra. En 1666 el obispo de Quito le encargó al arquitecto Melchor de Velasco la capilla de Santo Idelfonso. Concebida ésta como capilla funeraria de orden dórica, destaca su cúpula y estatua funeraria del fundador, en actitud orante de cara al retablo, las dos obras de Mateo Prado. Al otro lado del crucero, se construyó la capilla del Sagrario, dedicada a la Virgen de Belén, también cupulada y de plano central. Entre 1708 y 1714 fue reedificada la colegiata por mandato del arzobispo Monroy, conservando las capillas antes citadas. El maestro Pedro García se encargó del proyecto, manteniendo la planta basilical de tres naves separadas por pilares, crucero con resalte y capilla mayor rectangular, presidida por un retablo de 1714 de Miguel Romay. En el exterior destacan las torres de remates piramidales.

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