TH. El peregrino continúa su caminanta entre el medio del bosque de la ribera del río Oribio, con un entorno similar al que ya presentaba Triacastela. Desde la aldea de A Balsa y San Xil se asciende por una hermosa fraga en la cual no resulta raro cruzarse con conejos y escuchar los cantos de los pájaros insectívoros: carboneriots, mitos... Más tarde el caminante se encontrará con el Bosque de Montán, típico bosque caducifolio donde se mezclan robles, castaños y alisos.
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