Ritos en la catedral compostelana


TH. En la antiguedad los peregrinos llegados a Compostela velaban toda la noche delante del altar, se confesaban y tras escuchar la misa y de entregar sus ofrendas comulgaban en la capilla del Rei de Francia, donde, por lo menos a partir del siglo XIV, se les daba un certificado acreditando su peregrinación y que habían cumplido los sacramentos. Uno de los momentos más emotivos era el darle el abrazo al apóstol Santiago, tras esto y ver el botafumeiro visitaban el templo y tras ello subían al techo a quemar la ropa.
Hoy en día alguno de estos ritos se conservan, otros en cambio se han perdido. Por lo general el peregrino del presente, en los Años Santos, entra por la Puerta Santa y pasa los dedos por las cruces inscritas en las jambas. Cuando no estaba prohibido los peregrinos se dirigían al Pórtico de la Gloria para colocar en el portaluz la mano en la cavidad moldeada por millones de caminantes que pasaron antes, en donde además de expresar sentimientos de solidaridad el peregrino tomaba posesión de la meta. Los turistas despistados, antes de quedar prohibido, acostumbraban a chocar su cabeza en la supuesta imagen de Sansón que existe al pie de la columna, pero este rito debía realmente haber sido ejecutado tres veces, en el Santo dos Croques en la parte contraria.
Después de la misa del peregrino, que tiene lugar a las 12 del mediodída, se visitan las reliquias del apóstol y tras ello se sube a abrazar a la imagen de Santiago. Por suerte podrán ver el botafumeiro, uno de los mayores espectáculos de la catedral, que funciona en ceremonias especiales o previo pago.

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