Leyenda de la reina Lupa


TH. Una vez en Galicia los discípulos de Santiago, dice la tradición, que pidieron permiso a la reina Lupa, reina del lugar, para enterrar el cuerpo del apóstol. Ésta tras intentar engañarlos varias veces, los envía a Duio (Fisterra) donde son arrestados y luego puestos en libertad por un ángel, también al Pico Sacro para uncir a unos bueyes, que en realidad se trataban de toros bravos, al carro que trasladaría los restos del apóstol Santiago.
Lupa al ver como los dos discípulos superan todos sus numerosos obstáculos con la ayuda de Dios dejó que los restos del ápóstol descansaran en un mausoleo en el monte Libedrón, donde en el año 822, aproximadamente, el eremita Pelayo ve unas luminarias y descubre los restos del apóstol. Tras ello el rey Alfonso II el Casto peregrina desde Oviedo a Santiago, creando así la primera de las rutas de peregrinación a Compostela que se trata del conocido hoy en día como Camino Primitivo. Su sucesor: Alfonso III, erige una basílica menor, más tarde los restos del apóstol desaparecen hasta 1879, es aquí cuando se confirma su autenicidad. Desde el año 1884 la cripta de Santiago es accesible a los fieles.

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