En Santiago es inútil el tontón



E.G. Santiago es una ratonera. Para los que nos visitan en coche circular por la ciudad se está convirtiendo en insoportable.  Orientarse es casi imposible. Compostela está levantada por las obras y los navegadores se vuelven locos diciendo una y otra vez que hay que girar mientras las señales indican que son maniobras prohibidas. Incluso los picheleiros tenemos problemas para dar con el modo de llegar a los sitios, de tantas vueltas y revueltas. Sabemos que las obras son necesarias. Lo que no sabemos es si era tan necesario hacerlas todas juntas, en pleno verano, en pleno Año Santo.

El consuelo es que los peregrinos son ajenos a las obras, ya quue los pies casi siempre encuentran el modo de seguir las flechas.

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